El poder del autodiscurso positivo: Una metáfora al interior de nuestra mente.

“El camino hacia el amor nunca se refiere a lo externo”, susurra Deepak Chopra en medio de la selva de la mente. En este fascinante territorio, dos personajes peculiares se entrelazan: el mono fuerte y el humano sabio.

El mono, con su fuerza y agilidad, personifica al Monstruo de la Inseguridad. A menudo, busca seguridad y validación en las interacciones con otros, sintiéndose intimidado por aquellos que considera más fuertes. Pero el humano, con su sabiduría interior, comprende que la verdadera seguridad proviene del autodiscurso positivo y de reconocer el valor innato en sí mismo.

A medida que el humano avanza en la selva, comparte su sabiduría con el mono. “Querido mono, la fortaleza yace en la confianza en uno mismo y en la autenticidad. No necesitas compararte con nadie más, ya que eres único y valioso por ser quien eres”.

El mono, sorprendido por la sabiduría del humano, comienza a cuestionar sus creencias limitantes. Juntos, atraviesan la densa vegetación de autocrítica, cada paso acompañado de afirmaciones valientes: “Soy suficiente tal como soy. Mi fuerza reside en mi autenticidad y valentía”.

Juntos, tallan en rocas afirmaciones poderosas: "Soy capaz de enfrentar desafíos. Soy amado, soy de valor; me amo y me acepto plenamente".

En el Desierto de las Creencias Limitantes, donde el sol de la inseguridad amenaza con debilitarlos, el mono anhela encontrar refugio en la aprobación externa. Pero el humano, con serenidad, señala que la verdadera seguridad se cultiva en la gratitud y en valorar las habilidades y logros propios.

En la exuberante pradera de autodescubrimiento, el mono se maravilla al ver flores de autenticidad y autocompasión floreciendo a su alrededor. El humano alienta al mono a expresarse con honestidad y a abrazar la valentía que yace dentro de él. Juntos, tallan en rocas afirmaciones poderosas: “Soy capaz de enfrentar desafíos. Soy amado, soy de valor; me amo y me acepto plenamente”.

Finalmente, llegan al Río del Cambio, donde las aguas cristalinas reflejan su unión. El humano, con cariño, reconoce al mono como una parte esencial de sí mismo. “Eres parte de mí, querido mono, y juntos encontraremos seguridad en la sabiduría del amor propio”.

En este viaje en la jungla de la mente, el mono muchas veces más fuerte ha recibido la sabiduría de este humano interior, que lo guiará hacia una relación consigo mismo mucho más equilibrada y positiva. Esto no impedirá que los miedos y los antiguos pensamientos vuelvan al mono, sin embargo ambos podrán volver cada vez con autocompasión a leer las palabras talladas en la roca: “Soy capaz de enfrentar éstos desafíos. Soy amado, soy de valor; me amo y me acepto plenamente”. Lo que hará volver a intentarlo otra vez, sin culpa y con compasión.