La Aversión hacia Nuestras Emociones: Aceptar para Sanar

En la compleja danza de la vida, nuestras emociones juegan un papel crucial al guiar nuestras acciones y reacciones. Sin embargo, a veces enfrentamos un desafío que puede entorpecer nuestro bienestar emocional: la aversión hacia nuestras propias emociones negativas. En este blog, exploraremos cómo esta aversión puede afectar nuestro equilibrio emocional y cómo aprender a aceptar nuestras emociones puede ser la clave para sanar y encontrar una mayor armonía interna.

El Enigma de la Aversión Emocional:

En un mundo que nos insta a buscar constantemente la felicidad y evitar el malestar, es natural que tratemos de huir de las emociones negativas, como la tristeza, el miedo o la insatisfacción. Buscamos explicaciones lógicas para entender por qué nos sentimos de cierta manera y buscamos activamente escapar de esos sentimientos que consideramos desagradables y negativos. Nos boicoteamos a nosotros mismo al querer escapar de emociones que creemos “no debemos sentir”.  Sin embargo, esta aversión o culpabilidad hacia nuestras propias emociones puede convertirse en un obstáculo para nuestro bienestar emocional.

El Ciclo vicioso:

Al enfrentarnos a emociones negativas, como la tristeza o la ansiedad, solemos reaccionar con culpabilidad, lo que puede llevarnos a un ciclo vicioso. Tratamos de luchar contra estas emociones, buscamos soluciones rápidas y nos resistimos a que estén en nuestra vida. Sin embargo, cuanto más luchamos, más fuertes pueden volverse esas emociones y más intensamente pueden afectarnos. Nos decimos a nosotros mismo “Debería estar sintiendo otra cosa”, “Sé que estoy exagerando”, “Ya debería estar bien”, “¿Por qué estoy otra vez triste o enojado?”. El ciclo se convierte a sentirnos mal por sentirnos mal.

En nuestro intento por evitar estas emociones, también nos enfrentamos a la realidad de que no podemos escapar de nosotros mismos. Nuestras emociones son intrínsecas a nuestra experiencia humana, y tratar de eliminarlas solo lleva a un mayor sufrimiento. Al luchar contra nuestros sentimientos internos, nos alejamos de nuestra verdadera naturaleza y nos desconectamos de nosotros mismos.

El Poder Transformador de la Aceptación

Aceptar nuestras emociones negativas es un acto de valentía y compasión hacia nosotros mismos. Al abrazar nuestras emociones y permitirnos sentir lo que sentimos, comenzamos un proceso de sanación y crecimiento interno. La aceptación no implica resignación, sino reconocer y validar nuestros sentimientos sin juzgarlos ni criticarnos. Es decirnos a nosotros mismos “Estoy triste y está bien”, “Me duele, ya sanará, pero hoy me duele”, “Estoy sumamente enojado, puedo estarlo”, “Estoy cansado, necesito descansar”. Permitirnos sentir estas emociones mal catalogadas como negativas nos abre una gran posibilidad de entenderlas, saber que no nos definen como malos o débiles, sino que nos hace seres humanos íntegros.

Buscar Apoyo y Crecimiento:

Aprender a aceptar nuestras emociones puede ser un proceso desafiante. En algunos casos, puede ser útil buscar apoyo de amigos, familiares o profesionales de la salud mental. La terapia puede brindarnos un espacio seguro para explorar nuestras emociones, comprender patrones emocionales y desarrollar estrategias saludables para afrontarlas.

En Conclusión:

La aversión hacia nuestras propias emociones es un obstáculo común en nuestro camino hacia el bienestar emocional. Sin embargo, al aprender a aceptar nuestras emociones “negativas”, podemos transformar nuestra relación con nosotros mismos y permitirnos sanar y crecer. Permitirnos sentir nos abre un camino a la autocompasión, a ser amables con nosotros mismos y aumentar el amor propio. Aceptar nuestras emociones nos conecta con nuestra autenticidad y nos ayuda a vivir una vida más plena y significativa. Así que, en lugar de huir de nuestras emociones, invitemos a la aceptación a nuestro corazón y descubramos el poder transformador que se esconde en la aceptación de quienes somos, con todas nuestras emociones, imperfecciones y belleza.